BREVES DESDE LA HABANA




ORPRESAS EN EL CHORRO DE MAITA, BANES

HOLGUÍN.- Nuevas evidencias que cambian percepciones y conceptos sobre el famoso cementerio de Chorro de Maíta, en el municipio de Banes, afloran como resultado de la profundización de las investigaciones arqueológicas.

La propia existencia de ese recinto contradice la práctica habitual de los aborígenes de abandonar a los moribundos o muertos, en el bosque o en cuevas, señaló el arqueólogo Roberto Valcárcel Rojas, principal investigador de este sitio.

El especialista del departamento Centro Oriental de Arqueología, añadió que en el área del Chorro de Maíta funcionó un pueblo de Encomendados, en el que se creó un cementerio con base cristiana, aunque no era exactamente cristiano, ni tampoco aborigen.

Por tal razón, agregó, este camposanto resulta el primero de su tipo identificado en el Caribe, y uno de los más antiguos del continente americano, el cual fue descubierto en 1986.

Afirmó además que los restos de dos mestizos reconocidos, uno mezcla de aborigen y africano y otro de español con aborigen, probablemente sean los criollos más antiguos conocidos de Cuba y la región.

Sobre este último particular, Valcárcel Rojas subrayó que transitaron de sorpresa en sorpresa en tanto eran identificados los restos de un negroide proveniente del Norte de África y de una mujer aborigen mesoamericana, al parecer del área mexicana de Yucatán.

Este aspecto habla de una inesperada diversidad étnica en el cementerio, ubicado en el cerro de Yaguajay, próximo a la célebre playa de Guardalavaca, núcleo primario del polo turístico de Holguín.

Otro detalle singular es la pluralidad territorial observada, al precisarse en los estudios realizados que 23 individuos enterrados allí no procedían de esa zona, a unos 60 kilómetros al norte de la ciudad de Holguín.

Igualmente, destaca la variedad cultural apreciada en las prácticas aborígenes y no aborígenes en los enterramientos, en particular que muchos individuos, incluidos aborígenes, fueron inhumados con vestidos, algo realmente inusual, mientras el tejido utilizado fue lino procedente del Mediterráneo.

Súmese a ello, señaló la investigadora Elena Guarch Rodríguez, jefa del departamento adscrito al Centro de Investigaciones y Servicios Tecnológicos y Ambientales de la ciudad de Holguín, que el Chorro de Maíta posee la mayor colección de objetos de metales preciosos del Caribe, entre otros asuntos todavía en el tintero. (AIN)

LAS PALMAS SON NOVIAS QUE ESPERAN



CIENFUEGOS.- La colección de palmas del Jardín Botánico de Cienfuegos (JBC), -considerada entre las 10 más importantes de América Latina-, recupera el esplendor al reincorporar ejemplares valiosos de un patrimonio.

Duany Suárez Oropesa, especialista de esa institución científica, declaró a la AIN que en los últimos años el rescate de ese tipo de árbol propició crecer no solo en número de ejemplares, sino en variedades, las cuales descendieron en el año 2000 a unas 190.

Aseguró que el objetivo es acercarse a las 300 especies registradas antiguamente en el arboretum, y para ello ha resultado importante el intercambio con centros homólogos de otras regiones del país, en especial de Las Tunas y La Habana.

Entre la colección del cienfueguero vergel destaca la avenida de palmas reales, con más de 100 años, que preside la entrada desde el antiguo ingenio Pepito Tey hasta el interior del propio Jardín.

Señaló Suárez Oropesa que constituye otra de las curiosidades el Coco de las Maldivas, ejemplar único y macho, con 60 años, y cuyo fruto está considerado el más grande sobre el planeta, muy semejante a los glúteos de una mujer.

Allí atesoran un solo árbol de la planta denominada Talipó, que clasifica como la de hojas más anchas en el universo vegetal con cuatro metros, mientras su inflorescencia ocurre a cinco metros de altura.

Según la última edición del Anuario de Ciencia y Tecnología de Cienfuegos, durante el 2010 el Jardín Botánico local incrementó en 30 nuevas variedades dentro de las colecciones de plantas vivas, y 14 únicas cambiaron su categoría al contar con tres ejemplares.

El JBC fue fundado en 1901 por el hacendado norteamericano Ewing F. Atking, con el objetivo de desarrollar cañas para el cercano ingenio llamado entonces Soledad del Muerto.

Posee 94 hectáreas, siete de ellas de bosque natural preservado, en tanto, alberga más de mil 417 especies y de ellas unas 500 son ejemplares únicos.(AIN)

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